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27 de marzo de 2016

No nos engañemos.

No nos engañemos, no estamos viviendo. Vivir no es cotizar en bolsa. Vivir no es ver el estreno de la última película pagada por Hollywood.
¿Qué es vivir?
Ya te puedo adelantar que vivir no es estar enchufado a una pantalla, ni creerse vivo por tener la chaqueta americana de la última colección de Massimo Dutti. Si vivir fuese una de estas dos cosas, nuestros antepasados no hubiesen vivido. ¿Cómo vivían antes?
Vivir no es creer que se vive.
Vivir es pensar y amar. Simplemente.
Somos estructuras que reaccionamos a impulsos químicos. Si comemos determinadas sustancias, reaccionamos de una forma u otra: "somos lo que comemos". No nos creamos los reyes del mundo, no nos creamos dioses.
Vive más la persona que se pierde en su pasión que la que pierde la pasión. Aún así, yo critico mucho los fanatismos y la propaganda por el odio que nos asolan estos días. Odio a la religión; a los extranjeros; al ateísmo; odio a las personas que no piensan como tú en resumen.
Vivir no es odiar. ¿Por qué vivimos en el odio? ¿Por qué nos importa tanto el tener más que el otro? Narcisismo y egolatría.
Creemos que vivimos cuando disfrutamos de 2 horas de placer pero, ¿no debería ser la vida un placer constante? ¿Qué la hace tan detestable? El dinero, el poder... y todo lo que el hombre busca que no es natural.
La vida debería ser una montaña rusa y, sin embargo, vivimos en un taxi por el que tenemos que pagar todos los días.

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